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Carta de un OBSESIVO COMPULSIVO a la alumna de la UPC que dijo que los de “color puerta” no entraban allí

Publicado: 2014-12-14

Querida Elena: 

Debo confesar que luego de leer tu mensaje que fue calificado como racista, clasista e idiota, me quedé pensando seriamente en qué exactamente querías decir y desde entonces no duermo. Si bien tu comparación pudo referirse solo a tu puerta, no todos conocemos tu casa y posiblemente solo tú y tu familia saben lo que dijiste, ya que ustedes todos los días pasan por aquel marco incrustado adrede en la pared.

Por eso, ya que sufro el trastorno obsesivo compulsivo, quise conocer tu casa, pero como ya me han detenido por perseguir a una señora que se parecía a mi mamá que falleció hace 15 años, lo evité y caminé por mi barrio para reconocer a la gente a través del color de sus puertas. Así que hice lo que todos hubiesen hecho en mi lugar, me convertí en Testigo de Jehová. Y así, en solo un día toqué cientos de puertas y las comparé con la persona que salía mientras les ofrecía hablarles del creador y su sistema de segregación para ocupar la tierra prometida que alguna vez fue habitada por Adán.

Luego, al no encontrar una comparación que me satisfaga, me hice pintor de puertas. Por supuesto que me inscribieron en el sindicato de Construcción Civil y tuve que participar en algunas marchas que no me llenan de orgullo. Y bueno, luego de tanta movilización, conocí pinturas de todo tipo para toda puerta. Marrón, plomo, blanco, negro, azul, verde… ¿Sabes la cantidad de colores que existen en el universo? Bueno, todos esos colores son usados para pintar puertas. Supe entonces que debía ir con un catálogo de puertas y ponerme a esperar en la entrada de la UPC.

La verdad, luego de iniciar tal empresa, pensé en que tenías razón porque no entraban jóvenes de color verde, azul, o melón petróleo, pero luego supe que no son los únicos colores de látex que venden en las ferreterías. Resulta que por la puerta de la UPC pasan alumnos de varios colores, y todos pueden ser usados para pintar puertas. Un habitante de La Molina, por ejemplo, puede ser un buen color para pintar la puerta de una casa de playa en el Mediterráneo o cerca de La Chira.

Ese día, terminé tan confundido que para entrar a la UPC, le busqué el botón de intercomunicador a un alumno que luego me quiso golpear con un iPad. También una señorita me dio una cachetada porque le quise tocar el timbre. Todos eran puertas y lo más raro era que entraban y salían por una puerta mayor, no sin antes mirarme de manera extraña solo porque estaba vestido como Bob “El constructor” y tenía unos 50 baldes de pintura alrededor.

¡Ya no puedo soportarlo! ¿Sabes? Hoy mismo he decidido conocer tu casa. No me importa si luego tengo orden de restricción o me mandan a la cárcel. Es que no puedo evitarlo. Tengo que saber lo que realmente dijiste. ¿Cómo son las puertas para ti? ¿Y si eres daltónica? ¿Y si por “puerta” te referías a otra cosa? Ya averigüé la dirección de tu casa. 

Mañana temprano, con los primeros rayos del sol, conoceré tu puerta finalmente y me la llevaré a la entrada de la UPC para saber si realmente no entra gente de ese tipo de color. Estoy seguro que solo así podré estar tranquilo y dormiré después de tiempo. De este modo, podré seguir dedicándome a coleccionar miradas de desprecio por las calles, si quieres luego te las muestro. Es más, te las haré ver aunque no quieras.

Atte:

José Prudencio

DNI: 87654321


Escrito por

Deslenguados

Con la verdad en la punta. En Tuiter: @deslengua_2


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